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VIVIMOS LA FE
NUESTRA VISIÓN
QUIENES SOMOS
NUESTRA COMUNIDAD

Ser la Comunidad Religiosa que brinde mayor y mejor servicio religioso a la sociedad ecuatoriana, a la América Latina y al Mundo.

Ser la Comunidad Religiosa que ponga al alcance de toda persona la enseñanza religiosa, los sacramentos y ritos de tradición católica.

Ser la Comunidad Religiosa que permita a la mayor cantidad posible de familias ecuatorianas y latinoamericanas conocer y vivir la fe en cada lugar de devoción Mariana, oportunidad invaluable  de presenciar el amor de Dios por la humanidad.

Somos una Comunidad Religiosa que brinda enseñanza y servicios religiosos a las familias de la sociedad ecuatoriana y a cada persona de la América Latina.

Somos una Comunidad Religiosa que se esfuerza por  poner al alcance de toda persona los sacramentos y ritos de tradición católica.

Somos una Comunidad Religiosa empeñados en facilitar medios, formas y espacios, para que la mayor cantidad posible de familias puedan conocer y vivir la fe en cada lugar de devoción Mariana, oportunidad invaluable de presenciar el amor de Dios por la humanidad.

Nuestra Comunidad Religiosa se organiza con hombres y mujeres que aman a Dios, a su Cristo y la Santísima Virgen María, llamada por los padres de la Iglesia desde sus orígenes como THEOTOKOS, es decir "Madre de Dios".

 

Somos una Comunidad de Religiosos que disciernen las distintas "advocaciones" o "apariciones" de la Madre de Dios", como manifestación real, concreta y contextualizada del amor de Dios Padre y Dios Hijo para la Humanidad.

En ese sentido, creemos, aceptamos y proclamamos la catolicidad (universalidad) de la acción de María Virgen, Madre de Dios, en el Plan Divino de la redención humana.

La devoción a la Santísima Virgen María es por lo tanto universal y no es patrimonio exclusivo de alguna denominación religiosa.

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Nuestra Señora de Guadalupe
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Devoción especial tenemos en esta Comunidad Religiosa a Nuestra Señora de Guadalupe, por la trascendencia del momento de su visitación (Conquista española de los territorios de este continente); por la persona a la cual visita (Juan Diego. Diez años después de la conquista de México, el día 9 de diciembre de 1531, Juan Diego iba rumbo al Convento de Tlaltelolco para oír misa. Al amanecer llegó al pie del Tepeyac. De repente oyó música que parecía el gorjeo de miles de pájaros. Muy sorprendido se paró, alzó su vista a la cima del cerro y vio que estaba iluminado con una luz extraña. Cesó la música y en seguida oyó una dulce voz procedente de lo alto de la colina, llamándole: "Juanito; querido Juan Dieguito". Juan subió presurosamente y al llegar a la cumbre vio a la Santísima Virgen María en medio de un arco iris, ataviada con esplendor celestial. Su hermosura y mirada bondadosa llenaron su corazón de gozo infinito mientras escuchó las palabras tiernas que ella le dirigió a él. Ella habló en azteca. Le dijo que ella era la Inmaculada Virgen María, Madre del Verdadero Dios. Le reveló cómo era su deseo más vehemente tener un templo allá en el llano donde, como madre piadosa, mostraría todo su amor y misericordia a él y a los suyos y a cuantos solicitaren su amparo. "Y para realizar lo que mi clemencia pretende, irás a la casa del Obispo de México y le dirás que yo te envío a manifestarle lo que mucho deseo; que aquí en el llano me edifique un templo. Le contarás cuanto has visto y admirado, y lo que has oído. Ten por seguro que le agradeceré bien y lo pagaré, porque te haré feliz y merecerás que yo te recompense el trabajo y fatiga con que vas a procurar lo que te encomiendo. Ya has oído mi mandato, hijo mío, el más pequeño: anda y pon todo tu esfuerzo".

 

Se observa que la devoción guadalupana fue uno de los ejes estructurales de la génesis de un sentimiento patriótico entre criollos y mestizos en Nueva España, distinto al de los españoles peninsulares; por ello es considerada una de las piedras angulares de la idea de emancipación de la Corona española.

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